viernes, 26 de octubre de 2007

La tarde del encuentro

A mediados de septiembre los amigos de Alicia y José Mari recibimos un mensaje un tanto críptico en el sentido de que reserváramos el puente del Pilar: No quedaba claro lo que querían decir y hubo quien pensó, en Vigo, que anunciaban una visita para la fecha en cuestión pues es sabido que les va lo de la fiesta del marisco y demás. Días después se recibía algo más de información, siempre muy poca, invitando a pasar un fin de semana en un enigmático punto kilométrico en la carretera de Zamora a Salamanca. Objetivo: pasar el puente con la excusa de que los patrocinadores cumplieron 25 años de feliz matrimonio. El que más y el que menos metió el citado punto en el Google y el resultado fue bastante espectacular: La cita sería a las seis de la tarde del 12 de octubre en el Castillo del Buen Amor, de nombre algo más que sugerente y pinta estupenda, si bien es verdad que la página de Internet no le hace total justicia. La convocatoria en su fase inicial fue un éxito completo: llegaron cuarenta convocados, algunos incluso desde Holanda, y el resto desde Madrid, Logroño y Galicia. De las fases sucesivas hablaremos a partir de ahora. El dúo A-JM habían advertido también que no quería regalos, proponiendo emplear el dinero en una obra solidaria y que no era necesario ir de tiros largos para el acontecimiento. Esta es una imagen del patio interior del Castillo decorado de forma muy apropiada. Con seguridad la pareja convocante llevaba meses preparando la fiesta, aunque nada más conocer sus intenciones hubo también quien se puso a laborar para, en la medida de lo posible, corresponder aunque fuera de manera limitada: un elaborado juego de pistas les llevaría, a lo largo de los tres días a un album de recuerdos y a un tradicional belén riojano pero para ello tuvieron que ir completando el juego.En la imagen vemos a Alicia reclamando una pista: Tras solventar cada cual sus problemas, en la tarde del 12 de octubre empezamos a llegar en constante goteo y nos encontramos con este magnífico castillo del siglo XV (y alguna parte del XII) y escenas como la que Chuchi reflejó magníficamente en su foto:Pasadas las 22.30 aparecían los últimos; a esa hora estaba en pleno apogeo la cena en un estupendo comedor abovedado con una amplísima mesa en la que cabíamos todos cómodamente.Antes, se habían repartido a voleo las llaves de las habitaciones, todas diferentes, y se habían organizado las correspondientes visitas: a algunos les tocaron las mazmorras, a otros una almena…..todas estupendas, decoradas con sobriedad y con unos baños originales y cómodos.Todos comprobamos que el elevado nivel del encuentro iba a superar todas las previsiones posibles: una jarra específicamente diseñada para la ocasión con un logo en el que se adivinaba la mano de Valvanera, reproducido en varios “pines”. También un librito en el que Alicia quiso resumirnos las historia del castillo de manera personal.
Así comenzaba el encuentro en el que nos reuníamos para celebrar cinco lustros después la boda de nuestros amigos Alicia y José Mari. La mayoría habían estado presentes en 1982, en el monasterio de Valvanera, salvo aquellos a los que les fue imposible asistir por motivos de fuerza mayor. Entre ellos, Valvanera y Javi, no voy a explicaros por qué. Tampoco aquellos que en 1982 no formaban parte de la vida de la pareja.
Durante la cena se había empezado a desarrollar el juego de las pistas. Alambicadas referencias debían llevar a los anfitriones a descubrir qué personas tenían la próxima pista, considerando que la dificultad añadida era que los depositarios no estaban muy por la labor de entregárselas sino más bien de hacerse los remolones o, si se podía, confundirlos. Bien es verdad que demostraron una perspicacia natural encomiable y las fueron descubriendo sin problemas.
La noche de la llegada, despues de que CarmenTa nos presentara un video mudo (por circunstancias técnicas) con imágenes de los niños en el comedor de Bogotá adonde irían las aportaciones dinerarias, concluyó con un revival en el que dos avezados acordeonistas, Toño y Jose Mary, sin duda los mejores de todo el castillo, demostraron que las canciones de siempre son, eso, canciones que nunca pasan. Jesús, a la guitarra, puso el contrapunto más que acertado. Según el cansancio de cada uno el auditorio disfrutó de lo lindo.

1 comentario:

Jesús Navalsaz dijo...

Gracias Ana y Juanma por el bonito trabajo que habéis realizado, seleccionando las fotos más representativas y enriquecido con los atinados textos, que reflejan momento a momento, todas las vivencias que hemos compartido en este fantástico puente de El Pilar, del que Alicia y José Mari nos han hecho partícipes, con su ilusión y generosidad.

Este espléndido documento hará que, de cuando en cuando, podamos revivir, aunque sea con la imaginación, cada una de las bonitas experiencias compartidas con gente estupenda.

Un cariñoso saludo para toda la peña.

Jesús Navalsaz